
Este mensaje explora el significado profundo de la Pascua desde una perspectiva bíblica, conectando el Antiguo y el Nuevo Testamento para mostrar cómo la Pascua apunta a Jesús como nuestra esperanza y fuente de libertad. La Pascua no es solo una tradición antigua, sino un poderoso recordatorio de la esperanza y libertad que tenemos en Cristo. Así como Israel fue liberado de Egipto, hoy somos liberados del pecado por el sacrificio de Jesús, el Cordero perfecto.
Éxodo 12:1-14 – La primera Pascua
Dios instituye la Pascua como una celebración conmemorativa para el pueblo de Israel antes de su liberación de Egipto. Se ordena sacrificar un cordero sin defecto y marcar con su sangre los postes de las casas como señal para que el ángel de la muerte "pase por alto" (Pascua). Este evento marca la libertad de la esclavitud en Egipto, y la Pascua se convierte en un símbolo de salvación y redención.
Lucas 22:1-19 – Jesús celebra la Pascua
Jesús celebra la Pascua con sus discípulos antes de su crucifixión. Durante la cena, Jesús instituye la Santa Cena, revelando que Él mismo es el cumplimiento del cordero pascual. El pan representa su cuerpo entregado, y la copa su sangre derramada por la humanidad. Jesús transforma el significado de la Pascua: ya no es solo una memoria de Egipto, sino una nueva alianza basada en Su sacrificio.
1 Corintios 5:7 – Cristo, nuestro cordero pascual
Pablo afirma que Cristo es nuestro cordero pascual, el que fue sacrificado por nosotros. La Pascua no es solo una fiesta del pasado, sino una realidad espiritual presente para todo creyente. Por medio de Jesús, experimentamos la verdadera libertad: del pecado, de la muerte espiritual, y de la esclavitud del pasado.
Hoy, al reflexionar sobre la Pascua, recordamos que no se trata solo de una historia del pasado, sino de una promesa viva y eterna. En Jesús encontramos redención, identidad y un nuevo comienzo. Que esta Pascua renueve nuestra fe y nos recuerde que, por Su sangre, somos verdaderamente libres.